Los temas abordados en este libro son fundamentales. Dios llama a todo aquel que es Suyo a una vida santificada. Si en la vida de un creyente reina el pecado, esta es una vida subnormal. Sin embargo, muchos creyentes se hallan a sí mismos ligados con el pecado. Estos son como Lázaro saliendo de la tumba con vida, pero en esclavitud.
Por medio de este libro hemos intentado mostrar, de la forma más clara posible, el camino para la liberación del pecado. No creemos que nadie pueda estar libre de pecado como lo estuvo el Señor Jesús mientras esté en este cuerpo de carne; pero tal estado puede ser alcanzado en el Señor Jesús y, por consiguiente, podemos ser liberados de una vez y por todas de las ligaduras del pecado. También vemos que esta liberación, aunque iniciada como una crisis, debe ser mantenida diariamente a través de caminar bien cerca del Señor Jesús, en completa cooperación con ÉL, para el uso de la mente santificada.
El Salmista preguntó,
“¿Con qué limpiará el joven su camino?” Y nos provee como respuesta lo siguiente: “Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti. ¡Bendito seas tú, oh Jehovah! Enséñame tus leyes. Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios más que sobre toda riqueza. En tus ordenanzas meditaré; consideraré tus caminos. Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras”. (Salmo 119:9-16)
Creemos que es indispensable el estudio diario de la Biblia y la oración para mantener una vida santificada, la cual es primeramente iniciada por fe en el trabajo terminado de Cristo.
La santidad no es solo la ausencia de pecado. Esta incluye conformidad de Dios. La santificación es un aspecto de la Santidad. Nuestra oración es que el Señor use este libro para trabajar en la santificación de muchas vidas y que muchos logren alcanzar “la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”