La historia del siglo xx es la historia del conflicto y las alianzas entre tres figuras: el sabio, portador de la inteligencia acumulada en infinitos gestos de producción, creación y reflexión; el mercader, que convierte los productos de la inteligencia humana en mercancía, y el guerrero, expresión de la violencia que regula la relación entre inteligencia y mercancía, entre saber y técnica.
El movimiento del 68 trató de liberar al sabio del control del mercader y el guerrero, opuso la autonomía y la autoorganización de la inteligencia colectiva al poder del dinero y la violencia. Después vino el contraataque capitalista de los años ochenta y noventa, la aparición del capitalismo digital, la proliferación incontrolada de identidades agresivas, la guerra global permanente decretada por la administración Bush... Sometido al mercader y al guerrero, el sabio acumula un enorme sufrimiento psicológico, expresado en las nuevas patologías de la atención que atraviesan hoy mismo nuestras sociedades.
¿Puede politizarse ese sufrimiento? ¿Puede construirse la independencia de las formas de vida fuera del circuito de la acumulación y el beneficio? ¿Pueden crearse otras instituciones de saber conectado, compartido? Para ello el sabio tendrá que tejer un vínculo inédito entre saber y no saber, entre la potencia del pensamiento y el amor por lo desconocido, lo que aún no sabemos, lo imprevisto.