Este ebook presenta "Una temporada en el infierno” con un sumario dinámico y detallado.
El poema está dividido en 10 partes. Cada una se diferencia marcadamente de las otras por aspectos tales como el tono o la comprensión narrativa.
Introducción — Resume la condenación del narrador e introduce la historia como «unas páginas de mi diario de condenado». Según algunos críticos fue escrito a posteriori, una vez terminado el poema.
Mala sangre — Habla de las raíces galas del narrador y de su influencia en su moralidad y su estado de ánimo. Este capítulo es la puerta a los tres fracasos de Rimbaud, que serán descritos a continuación.
Noche del infierno — Describe el momento de la muerte del narrador y su entrada en el infierno.
Delirios II: Alquimia del verbo — Aquí el narrador nos explica sus antiguas teorías estéticas y las muestra como falsas esperanzas y sueños rotos. Contiene muchas secciones en verso.
Lo imposible — Esta sección es muy poco explicativa; pero mediante la narración de un fallido intento por escapar del infierno, el narrador nos muestra el fracaso de sus teorías filosóficas y religiosas, como ya había hecho en la sección anterior con sus teorías estéticas.
El relámpago — Esta corta sección es también un poco confusa y posee un tono muy fatalista y resignado. El relámpago aparece como la única luz que ilumina el infierno en donde se encuentra el narrador.
Mañana — Aquí se relata la salida del narrador del infierno, en la que el poeta concluye su estadía en el infierno y se muestra al fin una luz al final del túnel.
Adiós — Esta sección alude a un cambio de estación de otoño a primavera. El narrador parece haberse hecho más seguro y fuerte tras su viaje en el infierno.
Jean Nicolas Arthur Rimbaud (1854 – 1891) fue uno de los más grandes poetas franceses, adscrito unas veces al movimiento simbolista, junto a Mallarmé, y otras al decadentista, junto a Verlaine. A muy corta edad inició su creatividad literaria, ámbito en el que a los ocho años de edad compuso sus primeros trabajos conocidos en prosa y a los diez dio muestras de una gran precocidad intelectual y empezó a escribir versos, abandonando la literatura a la prematura edad de diecinueve. Para él, el poeta debía de hacerse «vidente» por medio de un «largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos».