Los hijos legítimos de Fiódor Pávlovich Karamázov –un «bufón», un «filisteo», un «déspota», solo en última instancia un padre– se reúnen después de haber sido educados, lejos unos de otros, en distintas partes de Rusia: Dmitri es soldado y, como su padre, bebedor, derrochador, lujurioso; Iván se ha convertido en un intelectual que pone en entredicho la fe y la moral; Aliosha ha abrazado la religión y vive en un monasterio. Ineluctablemente, la reunión familiar precipita la disolución y la tragedia.